τύχη

Todos deseamos tenerla cerca, a poder ser de manera permanente. Si esto resulta imposible, al menos, que se quede el mayor tiempo posible. Su nombre es Suerte y no dejamos de implorarla.

Intentamos llamar su atención con promesas vacías y alegatos victimistas. Equívocamente pensamos que es la Suerte la que tiene que encontrarnos y que por libre albedrío es ella la que tiene potestad para quedarse.

Pero la Suerte es viajera, impredecible, aventurera…y no se encuentra fácilmente. No la encontrarás en los muros de tu casa, ni en los alrededores de tu zona de confort. La Suerte no se halla en callejones sin salidas ni en caminos que no van a ninguna parte. No os encontraréis en tu sillón, por mucho que la llames.

Podrás verla de refilón mirando hacia nuevos paisajes. Asomándote a lo desconocido, caminando por nuevas calles y perdiéndote en grandes avenidas. La Suerte es inteligente, no elige a los perezosos ni a los cobardes; elige a aquellos que demuestran que tienen ganas. Que quieren. Que pueden. Que creen.

Quizás salgas de casa, incluso puede que te alejes de tu zona de confort. A lo mejor te atreves a caminar por esas grandes avenidas que tanto vértigo te dan. Y puede que, a pesar de todo ello, sigas sin cruzártela de cara. Puede que te arriesgues y aún así no la encuentres. No obstante te encontrarás con algo aún mejor; contigo mismo. Con la versión más completa de ti. …

Entonces entenderás que la Suerte siempre estuvo ahí.